¿Es o no es? (Creer que sí, cuando no)

Por la_papio, desde Chile

Uno muchas veces no ve cosas demasiado obvias, o algunas insignificantes las convierte en importantísimas. A veces nos ciegan las expectativas y sueños. Queremos algo y contrastamos lo que esperamos con lo que tenemos frente a nuestros ojos, y aunque a primera vista creemos estar comparando dos cosas iguales, con el tiempo distinguimos mejor los detalles importantes que terminan clasificando las cosas en lugares distintos.

Foto de Nick Valensi



¿Es o no es? ¿Espero o no espero? Tal vez el problema no son los demás, sino las ganas desenfrenadas de encontrar aquello que queremos y de intentar reparar o disfrazar lo que no es, para convertirlo en un objeto de deseo. Son estas mismas ganas las que nos hacen esperar lo inesperable, quedarnos más de lo necesario en un lugar, en una situación, sostener por más del tiempo necesario aquello que no es para nosotros, creer que pertenecemos a un lugar que no está hecho para nosotros, estar en un mundo que nunca cambiará por nosotros, esperando que la magia suceda, que los planetas se alineen y los fuegos artificiales aparezcan. Esperar está a la altura del asignar un ser al no ser.

Perdemos el tiempo y las oportunidades que son realmente importantes en juegos, enredos y expectativas. Sería más fácil asumir que los sueños que tenemos en la cabeza son utópicos; reconocer que todos somos cara y cruz, luz y oscuridad, lo bueno y lo malo, y que incluso estas dos perspectivas tocarán nuestra utopía; y que esperar no tiene ningún sentido más que atrasarnos. Tal vez así lograremos seguir caminando y lo que queremos podrá encontrarnos, o viceversa.





CONVERSATION

5 ya son Blogger@s:

  1. Que profundo!!!  y que dificil. Concuerdo contigo, cuando mecncionas que a veces uno se queda en las cosas, porque cree que no tiene más salidas. Hay veces en que la comidad o lo conocido es más importante, o te hace sentir un poco menos vulnerable.
    Yo creo haber optado, en distintas etapas de mi vida, por ambas opciones. No podría decir que una es mejor que la otra, porque creo que depende de las circunstancias y la personalidad de cada uno, pero si creo, que a medida que uno va creciendo, busca sentirse bien consigo mismo, y hay cosas que antes le preocupaban que ahora simplemente ya dan lo mismo, y de verdad, que cuando comienzas a preocuparte menos por los adornos, o te cuenstionas menos, por cada paso que das, uno comienza a disfrutar la vida asi como es y como la haz ido tejiendo.

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  2. También me tocó esta entrada. Los humanos tenemos una enorme capacidad de autoengaño y una todavía más grande para proyectar en la realidad cosas que nunca estuvieron ahí. A veces nos damos cuenta y otras... Lo importante es no marearse mucho con los espejismos, ni amargarse la vida cuando nos damos cuenta que lo son.

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  3. No sé cómo mis mokonas terminaron ahí, pero me dan risa xD

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  4. jajjajaa acto fallido, lindos monitos en todo caso ;)

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  5. las personas tenemos una capacidad pasmosa para llevarnos todo al terreno más conveniente. cuanto peores son nuestros actos mejor se vuelven nuestras justificaciones, de la misma manera que, cuando no queremos aceptar actos positivos, los cargamos de malas intenciones.

    coincido en pensar que la vida sería mucho más fácil siendo más realistas,  pero, como dijo Ernst Jünger en su Carta siciliana a la luna, lo real es tan mágico como lo mágico, real. personalmente, siempre llamo a las cosas por su nombre y no me monto películas con respecto a las situaciones que vivo o a las cosas que deseo; pero precisamente, el ser realista me lleva a analizar a fondo todo cuanto me sucede y, hay algo que me queda muy claro tras cada examen, los sueños y las utopías forjan la realidad, llenan la vida de emociones y nos aportan una muy necesitada dósis de pura de inocencia.

    se puede ser realista y soñador. podemos recurrir a los sueños como un medio para generar parte de la energía que necesitamos cuando queremos alcanzar un fin. aunque, si usamos los sueños para crear mundos autocomplacientes en los que refugiarnos de nuestro propio malaje, estaremos volcados al sufrimiento.
     

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