E L S A C R I F I C I O

Por Ciudadana Histérica desde Chile


Escuché en la radio un caso que me llamó mucho la atención. No fue por originalidad, que no la tiene; sino porque una vez más, me sorprendió la habilidad de algunos para opacar a otros, y los otros, de ser incapaces de brillar.
Los que son incapaces de brillar por sí mismos
Una mujer que vivía en Maipú llamó a la radio angustiada. ¿Su problema?; el marido trabajaba en el norte, presumo que en una mina, ya que "bajaba" a su casa cada dos semanas. El día que él llegaba, ella se arreglaba, se depilaba, iba a la peluquería, se vestía linda y lo esperaba. 


Los que tienen habilidad para opacar a otros
Así todo, hace al menos seis meses que él: la ignoraba; llegaba tarde; veía a los niños y se acostaba; visitaba amigos; le daba casi el sueldo para ella; no le cuestionaba sobre sus gastos pero no la miraba. Pasaba una semana en la casa, ignorándola por completo. Él se iba, y ella caía en una tremenda depresión. Andaba malhumorada, enojada y aburrida porque no tenía amigas y no tenía a dónde ir. Hasta que, nuevamente, llegaba el día en que: iba a la peluquería, se depilaba, se perfumaba y se vestía linda.


Es difícil animar a otros que no deberían hacer lo que hacen
Mientras ella recibía los amorosos consejos del locutor de la radio, me dieron unas ganas enormes de llamarla y decirle lo siguiente: "¿por qué cresta se tiene que arreglar sólo cuando llega el marido?"; ¿acaso no podía arreglarse más o diferente cuando él llegara sin despreocuparse de los otros 20 días del mes?; ¿por qué no tenía a dónde ir?; ¿en Santiago no hay: cines; teatros; parques; malls; centros culturales; cursos; talleres ni seminarios?

Era dueña de casa porque así lo acordó con el marido cuando nació su primer hijo. Ella se dedicaría a cuidar de la casa y los hijos, como tantas otras. Lo cierto es que, a veces, la vida no nos permite optar; o sea, es lo que le tocó. Si no se pudo optar, a veces, es más fácil caer en la amargura, en la desesperanza; y es difícil animar a otros que no deberían hacer lo que hacen. 


Debemos hacer cosas que nos resulten placenteras
Si puedes optar por algo, haz que tu opción sea la que valga la pena tu felicidad sin tener que sacrificarte por: los demás, los hijos o el marido. Creo, personalmente, que el camino del sacrificio es errado. Las cosas hay que hacerlas por placer, en la medida en que se pueda o al menos, tratar de encontrar algo de placer en ello.


El placer de tener TU propio mundo
El problema de esta mujer es que se dedica a una casa que no es suya: aseándola; lavándole la ropa a los niños y al marido; cocinándoles; supervisando las tareas de sus hijos; asistiendo a las reuniones de apoderados de los colegios donde sus hijos asisten; esperándolos a que lleguen del colegio y esperando al marido que llega cada dos semanas.

El problema de ella es el mismo de otras tantas mujeres que se sientan a esperar al mundo; en vez de tener SU propio mundo.




CONVERSATION

1 ya son Blogger@s:

  1. Me encantó tu post,,,,,por que las mujeres nos valoramos poco,,,,,debemos desprendernos de todo aquello que nos encadena socialmente,,,,,vivimos para los demás sin preocuparnos por nosotras,,,,,dándoles explicaciones al mundo. Pensamiento errado de lo que es el matrimonio, el vivir en pareja,,,,,ser mujer, ama de casa, trabajadora, madre no tiene por que ser un sacrificio, mirar un poco más allá y siempre tratar de superarnos debe ser nuestra meta. Vivir siempre pensando en agradar a lo demás,,,,no es vivir.

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