¡Bosa, bosa! Llanto de victoria

Por Lub desde España 

¡Victoria, victoria! Ese es el grito de tantas y tantas voces subsaharianas al pisar tierra española. "Bosa" por escapar del terror, "bosa" por creer alcanzar un ansiado sueño de libertad, "bosa" por saborear el fin de un largo y tormentoso éxodo. Pero antes de desgarrar sus gargantas gritando victoria, todas estas almas, hombres, mujeres e incluso bebés, deben salvar un último obstáculo apretando sus esperanzas de vida en embarcaciones hinchables de juguete.






El pasado martes, Salvamento Marítimo rescató a casi mil personas en las traicioneras aguas del Estrecho de Gibraltar, una veta de mar de escasas millas donde se unen el Océano Atlántico y el mar Mediterráneo, fuertes mareas y vientos que quiebran hasta el vuelo de las aves, aguardan sin piedad en la leve distancia que separa África de Europa. Pero, ¿acaso el Estrecho es el último obstáculo del viaje? ¿Qué hay después de alcanzar la tierra prometida?



Debido a semejante oleada de inmigración, se ha celebrado una reunión extraordinaria presidida por el ministro de Interior a la que han asistido, entre otros altos mandos, el secretario de Estado de Seguridad, el director general de la Guardia Civil, el director general de la Policía, el jefe del Estado Mayor y el comisario general de Extranjería de la Policía Nacional. El balance de la situación dado por estos señores tras su encuentro es lo peor que he oído en mucho tiempo:


Se considera que el buen tiempo reinante en la zona así como el refuerzo en los perímetros fronterizos de Ceuta y Melilla han contribuido a esta llegada extraordinaria de inmigrantes por mar. 
¿Habrá que ser simplistas y mal paridos? Muy señores míos, esta oleada de inmigración es fruto de la desesperación y del pánico. ¿Cómo vivir temiendo que secuestren a tus hijos para convertirlos en niños soldado? ¿Y sabiendo que esos niños soldado han empalado a nuestras hermanas con saña, penetrándolas anal y vaginalmente con la rama de un árbol? Imaginen señores mandamases, ver a un grupo de hombres asesinar cruelmente a una mujer embarazada, apostar entre ellos, ¿será niño o niña? Y que del no va más caiga un machetazo para abrir el vientre de la madre. Pónganse en las pieles de estas gentes y díganme, caballeros, si el mal tiempo les detendría. ¿Acaso no tomarían a sus esposas embarazadas y a cuantos seres queridos pudieran para escapar bien lejos?

Muchas de las personas rescatadas en estos últimos días serán devueltas a sus países de origen, eso me pone los pelos de punta. Pero existe otro detalle que me indigna todavía más, ver autobuses de las autoridades marroquíes esperando para trasladar a los repatriados. ¿Acaso no es sabido lo que hacen las autoridades marroquíes? Repatriación para ellos significa abandono en mitad del Sahara, eso sí, con una botellita de agua para ir tirando. Kilómetros y kilómetros de desierto ponen fin a tan amargo viaje, pasos ahogados tras los que solo existe una salida, clavar las rodillas en la arena, agachar la cabeza, dejar la nuca expuesta al sol y rezar para que la deshidratación sea rápida y misericordiosa. 

¡Victoria! 
Los gritos de "bosa" me hacen brotar las lágrimas...
Foto: Jon Nazca para Reuters.




CONVERSATION

1 ya son Blogger@s:

  1. Que increíble, pobre gente. Que sigan pasando cosas como estas me da tanta rabia. Que bueno que los pudieron rescatar :)

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