De sola a soltera: El reloj biológico

Uno de los temores de muchas mujeres de mediana edad y solteras es el reloj biológico. Hijos, descendencia... Entre la sociedad que nos exige casarnos, ser madres, abuelas, tener una casa con cerco blanco, perros y el esposo perfecto, encontrarnos solteras, alrededor de los 30, es sin dudas más serio que una amenaza de una tercera guerra mundial. Algunos tips para lidiar con esta realidad sin morir desquiciada en el trayecto.




Estando en la mediana edad, todas las preguntas y las miradas se posan sobre nuestros hombros, o mejor dicho sobre nuestro útero. Que cuándo vamos a tener pareja, cuándo pensamos casarnos, y qué vas hacer si no conseguís pareja mientras sos fértil, que si no querés tener hijos, después qué pensas hacer... Toda una serie de bombardeos al mejor estilo Perl Harbor, que francamente es como una bofetada de un tema, que, probablemente no nos habíamos detenido a pensar.

Sin presiones: no permitas que las proyecciones de los demás pesen más que tus objetivos. Realiza una introspección y evalúa lo más sinceramente posible si los hijos son un objetivo en tu vida, si lo fueron en algún momento, o si el tema está sobre la mesa por los planteos que estás recibiendo.


Hijos sí, pareja no: sin dudas, una de las realidades más complejas es saber que queremos ser madres, pero no tenemos pareja. Esto desencadena una serie de mecanismos nefastos en nuestra mente, entrando casi en una especie de carrera mortal por conseguir pareja, dejando atrás muchas veces nuestros ideales y autoestima por el camino, entre otras cosas. Sopesar la realidad, manejar la posibilidad de métodos alternativos, enfrentándonos a la posibilidad de ser madres solteras, si verdaderamente lo que nos mueve es nuestras ansias por ser madres, son algunas de las cosas que tendremos que pensar y evaluar. La familia tipo, compuesta de padre, madre e hijos no tiene por qué ser modelo para todos, nosotras somos capaces de llevar adelante una familia sin necesariamente cumplir con los prototipos.


Ni libro, ni árbol, ni hijos: son muchas las mujeres que deciden no tener hijos, sin importar la realidad en la cual se encuentren. Esta realidad es cada vez más común, mujeres que priorizan su carrera, sus parejas, su vida, o sus vínculos adultos ante la posibilidad de ser madres. Sin dudas son las mujeres más cuestionadas y puestas en duda sobre su realización como mujer. Cabe destacar que el instinto maternal en los humanos no existe, es uno entre tantos motivos por los cuales no eres una especie de alien, detractora de la esencia femenina. Nuestro cuerpo, valga la redundancia, es nuestro, somos nosotras quienes decidimos, cómo, cuándo, dónde y con quién deseamos proyectar nuestra vida, sobre nuestros parámetros, ideales, deseos, sueños y expectativas.


Sola, a disgusto y con ganas de hijos: si sos de las que recientemente quedó sola y aún busca una brújula para saber qué hacer con su vida, te recomiendo que te olvides del reloj biológico. Traer un niño al mundo cuando nuestra vida es un caos sin sentido es de las decisiones más nefastas que puedes tomar, por él y por ti. Dedica un tiempo a encontrarte a ti misma, pasar de ser sola a ser una soltera plena, para luego preocuparte por otro. Nadie, ni tan siquiera un hijo, va a sustituir tu capacidad de sentirte plena con la vida que llevas, o realizar cambios que te hacen falta para vivir tu vida

Hay muchas formas de combatir el tic tac de nuestro reloj biológico. Pero sea la que sea la decisión que tomes, piensa que en este caso no estamos hablando sólo de ti. Hay una vida en juego que aún no está sobre la tierra, por la cual deberás velar, noche y día, por muchos años. Evaluar las mejores opciones es, sin duda, la tarea más seria a la cual deberás enfrentarte.





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