Con música de fondo

Por Tania Yesivell desde Honduras

¿Ustedes han notado que los escritores tienen cierta afinidad con la música? 

No sé si será por la gente con la que hablo, pero ya he encontrado a varios contando que utilizan la música como medio de inspiración, desde la lucha contra el bloqueo, hasta el arte de ponerse en los zapatos de un personaje para poder narrar un evento trascendental en una historia.


En lo particular, no siempre estoy prestando atención a la música que me rodea, pero entiendo a lo que se refieren los amigos que buscan una buena canción para escuchar mientras escriben la batalla decisiva. 

Los sonidos afectan nuestro estado de ánimo en muchas formas distintas. Tendría que saber un poco sobre música para entender como una escala puede provocar alegría y otra tristeza. 

Se dice que al escuchar música, su melodía influirá en nuestras emociones. No recuerdo que me haya ocurrido, pero es muy probable que lo pasara por alto. También es habitual que una canción esté asociada a algún recuerdo y que nos haga evocarlo. Eso me pasa todo el tiempo.

Lo comprendamos o no, ese factor existe. Hay escritores que saben de antemano que tipo de poder tiene cada melodía sobre ellos, eligen la música correcta. Otros, lo dejan al azar, seguros de ser invulnerables a la música. Los hay que apagan el reproductor porque les distrae de sus propias ideas.

Yo soy de las que escucha sin poner atención, en espera de que una tonada, de pronto, obtenga mi atención y quien sabe si tal vez tenga una historia que contarme. No tengo oído musical, pero eso no evita que, de vez en cuando, me deje llevar por las notas correctas. No solo cuando escribo, también cuando estoy leyendo. 

Es cierto que si no hay armonía entre mi lectura y la música que se está reproduciendo, me es imposible concentrarme, pero a veces la música ayuda a la imaginación. Creo que saben a lo que me refiero: con la música adecuada nos vemos más sumergidos en el ambiente que describe nuestro libro de turno. Supongo que todo el sentido artístico humano trabaja junto cuando hace falta.






CONVERSATION

3 ya son Blogger@s:

  1. aunque seas capaz de abstraerte de la música, la música está ahí y te afecta... está demostrado que ciertos sonidos nos vuelven más violentos, otros nos relajan las pulsaciones, algunos hacen que se activen las regiones del placer nuestro cerebro.

    la música puede ser analgésica o dolorosa, si se dice que es un lenguaje universal es por eso mismo, manipula lo que sentimos transmitiendo emociones y creando estados físicos.

    aunque digamos que no nos afecta eso es del todo falso, únicamente las pocas personas que padecen de amusia pueden afirmar eso.

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    1. Así es. Otra cosa es que no nos fijemos, pero algo hay.

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  2. Yo cuando escribo o pinto elijo música muy tranquila, casi ambiente, casi piano sólo. Me revuelve las emociones y de verdad que se trabaja distinto, desde bien adentro, a mi me pasa o soy muy emocional para esos momentos quizás, lo busco. Estuve escuchando Cour de pirate y lo amé, pura inspiración. Bajaré cosas de ellos. Saludos miles

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