Cambiando habitos: Té verde en mi rutina

Hace un tiempo me agarró la locura de empezar a tener hábitos más saludables e incorporar alimentos naturales y nutritivos. Por eso empecé a tomar, de a poco, té verde.



Antes me puse a leer un poco a ver de qué se trataba, y quiero contarles lo que rescato de esta gran bebida y los beneficios que aporta al ser humano.

El té verde es bueno para la piel y ayuda a retrasar el proceso de envejecimiento, favorece la eliminación de líquidos y toxinas mediante su efecto diurético. Parece ser de utilidad en la prevención de ciertos tipos de cáncer, estimula el sistema inmunitario fortaleciendo nuestro organismo frente a las infecciones de todo tipo, favorece a la prevención de osteoporosis, ayuda a regular los niveles de colesterol LDL, ayuda a regular la glucemia, favorece el buen funcionamiento del sistema nervioso, y así, muchas cosas más. 

Lo primero que dije cuando investigue fue: “Wow! La bebida mágica, la solución a todo”. Pero me puse un freno y quise ver si también tenía contraindicaciones. Por ejemplo: contiene cafeína, por lo que hipertensos y embarazadas no deberían consumirlo. Asimismo, dificultaría la absorción del hierro en las comidas y contiene algunas cantidades de fluor. Ojo, a tener en cuenta esto. También puede producir malestar estomacal y estreñimiento.

Pero en fin, es para casos muy puntuales quienes tienen que tener cuidado y no abusar de esta bebida. 


Es muy sencillo su preparado

En una olla o en la pava eléctrica (hervidor eléctrico), poner un poco del té verde NATURAL (comprado en la dietética, no los saquitos). Si lo haces en una olla existen unos coladores para té, y si lo haces en la pava poner directamente en ella las hebras de té. Si te gusta dulce, agregar edulcorante o azúcar. Dejar reposar y enfriar (yo lo prefiero frío) y listo.




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